jueves, 28 de julio de 2011

Gracias M...

A pesar de lo que mis amigos puedan llegar a pensar de mi, yo nunca he sido una persona sociable; para mi es muy difícil hacer nuevos amigos, a menudo desconfío de todos, desconfío de la historia, desconfío de los conocimientos, las ideas y las personas.

Con el tiempo aprendí que solo puedo confiar en ella.

Sin importar lo que suceda siempre está ahí. Si estoy triste me anima, si estoy alegre ella lo está también, cuando a nadie más le importo ella me hace ver que no necesito de nadie más; ella lo es todo.
Ella es mi religión, lo único en lo que creo, ella es mi Tao. Ella me ama tanto como yo a ella y me lo dice cada que puede, siempre estoy contento de escucharla decirlo. Adoro cada minuto que estoy con ella, cada cambio de carácter de su parte; aunque conmigo siempre está de buenas.
Cada día me doy cuenta que ella es lo único que vale la pena, y que a pesar de todo lo que hace por mi yo no respondo recíprocamente como debería; y que aunque soy un mediocre me acepta y me canta como a todos los demás, y lo hace de una manera tan hermosa que a veces me da por llorar.
Estoy muy agradecido con ella, siempre lo he estado, incluso antes de saberlo, ojalá pudiera darle algo a cambio de toda la felicidad que me da.

Gracias Música.

miércoles, 27 de julio de 2011

Rutina diaria.

A menudo nos cruzamos con las mismas personas constantemente, y esto es porque cada quien tiene su rutina. Hemos aprendido con el pasar de los años a seguir un patrón repetitivo de actividades: levantarse a la misma hora, dirigirnos hacia el trabajo por la misma ruta, en algunos casos desayunar lo mismo.
Pareciera que estas acciones hacen a la vida un tanto monótona, pero no es así. El día de hoy he descubierto que aunque parece igual, siempre hay pequeñas variantes que demuestran lo contrario. Las rutinas de las demás personas se mezclan con la tuya, a veces no falta la persona que siempre se sube al mismo camión que tu y se baja donde mismo, la que cruza la avenida junto contigo, la que sin querer te acompaña un par de cuadras caminando.
Todos miden su tiempo y acostumbran apegarse a él, y cuando tenemos un fallo en ese sentido nos sorprendemos de lo tarde que es, o temprano. En mi caso, a menudo hay personas que coinciden con mi rutina, las veo y me da alegría saber que siguen vivas, que siguen igual, que nada los detiene en su vida. Y cuando por alguna razón no están ahí incluso llego al extremo de extrañarlas.